El Roce

El roce.

No era a la orilla del Arno ni la noche soñada, vestido de lino blanco en la arena junto al mar.
No era el campo de amapolas donde George beso a Lucy por primera vez,tampoco fue en la noche de las mariposas.
Su mirada, antes del beso en la mejilla con las irrefrenables ganas de haber sido en los labios, que se encontraban ajados ahora por la humedad que habian cargado anteriormente
y la frágil palmada que fue un abrazo coartado,
iluminaron mi tarde y
me recordaron que se podía estar feliz cuando y donde uno quisiera.
Ellos captaron mi energia, solo yo los observe.
Su amor o pasión tal vez,los rostros limpios, pálidos y cansados, exhaustos, me mostraron que toda esa tarde anterior al instante de abordar el tren, se habían estado amando y seguramente a escondidas.
Esa imagen me acompaño por el resto del día.
El llevaba tonos d verdes, exagerados para el momento del día, pero al amor, la pasión, el deseo, se los pinta de cualquier color y lo acompañaron como si fuese una tarde a pleno sol donde esos colores hubieran pasados desapercibidos.
En cambio, el, lucia sobrio, sombras de marrones, barba prolija haciendo juego con su seudo masculinidad. Jugando con la inminente noche.

(-Cuando estamos del otro lado, solo somos. El envase lo elegimos de acuerdo a nuestra necesidad, a la experiencia que necesitamos para crecer y trascender.Y si así no fuera? ¡Quien o que pudiera juzgar?)

Ellos se despidieron, solo un roce, una mirada, fueron necesarios para mantener sus fuegos ardiendo, y tal vez revivir una retardada explosión de placer a la cual intentaron no alcanzar jamas. (-orgasmo).
Aunque por el cansancio de tanto arder, los fuegos parecían extintos, solo el roce y la cálida mirada diciendo adiós...avivarian el calor hasta el próximo encuentro...(otra vez tal vez secreto...)

Isidoro Paz.